La pandemia marcó en 2020 un panorama particular con respecto al cáncer de mama en Argentina, el tumor más frecuente en la mujer y la principal causa de muerte oncológica
La cuarentena y el temor a acudir a los centros de salud han generado una disminución en las consultas por controles de rutina, pese a todos los cuidados y cambios implementados en los centros médicos. Esto repercute en la posibilidad de un diagnóstico precoz de aquellas enfermedades no transmisibles, algo que en el tratamiento del cáncer de mama brinda las mejores perspectivas. La pandemia marcó en 2020 un panorama particular con respecto al cáncer de mama en Argentina, el tumor más frecuente en la mujer y la principal causa de muerte oncológica.
Por un lado, cuando se reanudaron las recomendaciones de realizar los controles mamarios de rutina, se detectaron “mayor cantidad de lesiones avanzadas, que requerían tratamiento inmediato y rápida resolución, que en años anteriores”, subraya el doctor Luciano Cassab, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Mastología y Jefe de la Sección Mastología Hospital César Milstein. Además, la percepción es que “los primeros turnos fueron tomados por las pacientes mayores de 50 y luego se acercaron las jóvenes”, completa el especialista.
Sobre estos datos, los médicos de la Sociedad Argentina de Mastología vuelven a remarcar que el contexto actual no es motivo para posponer consultas y fechas de los estudios. A cada edad, las mujeres deben realizar los chequeos correspondientes porque la detección temprana es la mejor estrategia contra la enfermedad, brinda un 95 por ciento de posibilidades de cura y permite el uso de tratamientos menos invasivos. “La pérdida de oportunidad de un hallazgo a tiempo puede agravar el cuadro”, amplía Cassab.
Y, si bien la mayoría de los casos de cáncer de mama se dan entre los 50 y los 65 años, “en la última década hemos notamos un aumento progresivo en menores de 40”, puntualiza. De acuerdo a las estadísticas internacionales, hasta hace un tiempo sólo el 6% del total correspondía al segmento más joven. Mientras que en “en abril 2020, se publicó en el Registro Nacional de Cáncer de Mama para el JCO Global Oncology que el 10% de los diagnósticos en Argentina se encuentra por debajo de los 50 años”, completa el doctor Gustavo Hauszpigiel, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología y del staff del Hospital José María Penna.
La doctora Verónica Sanchotena, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología refuerza esta tendencia: “Más del 10 % de las muertes por cáncer de mama se dan en pacientes menores de 45 años. En los últimos diez años se ha detectado un aumento de los casos diagnosticados de un 2%, 5% y 8,5% en las franjas de edad de 30 a 34 años, 35 a 39 años y 40 a 44 años respectivamente”.
El cáncer de mama en las más jóvenes
Si bien sabemos que ser mujer y cumplir años son los únicos factores de riesgo no modificables, hay cambios en el estilo de vida que tendrían su influencia en el incremento en la detección de la enfermedad antes de los 40.
La maternidad tardía, no haber estado embarazada o no haber amamantado podrían tener su peso. Otros puntos que podrían incidir en el riesgo: el estrés, la mala calidad de la alimentación y la ingesta diaria de alcohol. Aunque los médicos remarcan que no son factores que determinen por sí mismos su aparición.
También es importante mencionar que la gran difusión de las campañas de concientización llevó a que más mujeres realicen sus ecografías y mamografías periódicamente. Además, las nuevas tecnologías en los equipos de imágenes favorecen la localización de tumores pequeños, no palpables y a edades anticipadas. Estos dos puntos facilitan la detección con las mejores perspectivas.
Mitos del cáncer de mama antes de los 40
La realidad es que la confirmación del diagnóstico en este segmento suele estar asociada con algunas creencias que llevan a la confusión.
“Es más agresivo”
Una de las ideas generalizadas es que se trata de tumores que implican terapias fuertes. A esto, la respuesta del doctor Hauszpigiel es que “si bien a menor edad hay mayor prevalencia de las variedades biológicas más agresivas, en todos los grupos etarios predominan las lesiones con receptores hormonales positivos, que son aquellos con el mejor pronóstico”.
“¿Hay casos en tu familia?”
Otro de los conceptos instalados es que el cáncer de mama en las más jóvenes está fuertemente asociado a los antecedentes familiares. “Puede darse una mayor relación que en las pacientes mayores. Pero más del 70 por ciento de ellas no presenta casos directos en la familia de madre o hermana”, aclara Hauszpigiel. En este sentido, el doctor Cassab agrega que “el 85% del total de los casos de cáncer de mama se denominan esporádicos, por no estar relacionados con los lazos sanguíneos”.
El abordaje recomendado en las más jóvenes y los controles a cada edad
La sugerencia de los médicos mastólogos es que la mujer con cáncer de mama antes de los 40 realice un asesoramiento genético. Desde hace algunos años se realizan testeos en base a paneles multigenéticos. Estos evalúan las mutaciones BRCA 1 y 2, las más conocidas y frecuentes- y otros 25 o más genes.
También hay que considerar en las mujeres con deseos en un futuro de un embarazo la alternativa de la preservación de la fertilidad. Las posibilidades irán desde la medicación para proteger la función ovárica durante la quimioterapia hasta la conservación de óvulos o embriones mediante técnicas de reproducción asistida.
En mujeres asintomáticas y sin antecedentes familiares, la Sociedad Argentina de Mastología, recomienda efectuar una mamografía de base a los 35 años, y luego, a partir de los 40 años, una mamografía y ecografía mamaria de forma anual.
En mujeres con antecedentes de primer grado (madre o hermana con cáncer de mama) se recomienda realizar el primer control diez años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano. En estos casos, por lo general, los controles deberían comenzar a los 30 años.
También es importante recalcar que algunos cambios en las mamas son motivo de consulta al médico mastólogo sin importar la edad de la paciente, detalla el doctor Cassab:
- Modificaciones en el tamaño, la forma o la apariencia de la mama.
- Bultos o engrosamiento del tejido.
- Retracciones y secreciones del pezón.
- Costras o descamación en la piel que rodea el pezón.
El cáncer de mama y la vacuna contra el COVID-19
Una de las preguntas más frecuentes en estos días es si las pacientes en tratamiento por cáncer de mama pueden recibir la vacuna contra el COVID-19. “Si no están haciendo quimioterapia ni tratamientos inmunosupresores, son aptas. Con lo cual, las mujeres que estén realizando terapias hormonales -la medicación más frecuente es el Tamoxifeno- no tienen restricciones”, finaliza Cassab.
Fuente: Infobae - Acceda aquí para leer el artículo original.