La periodista Luciana Fava del Diario Clarín, entrevista a los Mastólogos: Gustavo Hauszpigiel, Romina Moreau y Jorge Piccolini
¿De qué se trata?
Mama densa, una condición poco difundida y que aumenta el riesgo de cáncer
Las características de esta cualidad que presenta entre el 40 y el 50 por ciento de las mujeres mayores de 40 años.
Un caso muy cercano en la familia, la edad, nada de ejercicio, sobrepeso o no haber tenido hijos ni amamantado.
Cuando se piensa en las cuestiones que inciden en el cáncer de mama, estos son algunos de los factores más conocidos. Aunque los médicos aclaran que ninguno de ellos da una presunción tajante. Al mismo tiempo, resaltan que hay otras características no tan tenidas en cuenta por las mujeres y que tienen su relevancia.
Una de ellas es la mama densa. Una condición normal -no es una enfermedad ni un síntoma- que presenta entre el 40 y el 50 por ciento de las mujeres mayores de 40 años y que puede aumentar, según estudios recientes, “entre cuatro a seis veces el riesgo de tener cáncer”, explica la doctora Romina Moreau, coordinadora del área de diagnóstico e intervencionismo mamario del Instituto Oncológico Angel Roffo. Esto no implica que se desarrollará la enfermedad. Si no, que habrá mayores posibilidades.
¿De qué se trata?
La mama de una mujer está compuesta por cantidades variables de tejido adiposo (grasa) y de glándula mamaria propiamente dicha. “Cuando la proporción del tejido glandular mamario es mayor al adiposo, se denomina seno denso”, define el doctor Jorge Piccolini (hijo), mastólogo y director del Centro Mamario del Sur (Cemasur).
La regla general es que en las mujeres jóvenes, como consecuencia del estímulo hormonal, las mamas suelen ser más densas, y con los años (cuando aumentan las probabilidades de anomalías) esta proporción se revierte.
Doble cara
Por un lado, “la densidad se relaciona con la cantidad de epitelio que hay en la mama. A mayor cantidad de tejido epitelial, mayores riesgos de cáncer”, detalla Moreau. También se estima que "el seno se mantiene denso por la presencia de estímulos -por ejemplo, hormonales- que indicen al crecimiento del tejido glandular y que son semejantes a los que favorecen la aparición de un tumor", agrega el doctor Gustavo Hauszpigiel, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología y del servicio de Patología Mamaría del Hospital Penna.
Al mismo tiempo, esta característica puede dificultar el diagnóstico. “Sucede que en ciertos casos disimula la presencia de pequeños nódulos”, completa Hauszpigiel.
Chequeos bajo control
Entonces, ¿qué debe hacer la mujer cuando tiene esta condición? “La primera medida es no desesperarse. Es muy importante no pasar por alto que es una cualidad normal y marca una mayor propensión. No implica un diagnóstico", aclara Piccolini.
Con esta información y determinados datos personales -como la edad, los antecedentes familiares y demás-, “el mastólogo o el ginecólogo, podrán determinar la mejor estrategia para una detección precoz”, agrega.
La decisión frecuente es sumar estudios adicionales “para contrarrestar la menor capacidad de hallazgo que tiene la mamografía en estos casos. Por eso, se suele pedir una ecografía y en algunos casos, una resonancia magnética con contraste. Estos métodos son complementarios. Se agregan a la mamografía, no la reemplazan”, explica Piccolini.
Mientras que en “quienes tengan una mutación genética -un porcentaje ínfimo de la población está en este grupo y para determinarlo, se realiza un estudio específico-, se puede indicar un seguimiento más frecuente”, completa Hauszpigiel.
¿Cuidados extra?
Un peso adecuado y realizar habitualmente actividad física ayudarán a disminuir las probabilidades. Pero, “el mayor riesgo es justamente nuestro género y en segundo lugar, envejecer”, detalla Moreau.
Las estadísticas indican que una de cada ocho mujeres que viva hasta los 80 años desarrollará en algún momento la enfermedad y que “el 80 por ciento de los diagnósticos son considerados esporádicos (es decir, sin antecedentes directos)”, aclara Piccolini.
Además, la constancia en los controles es fundamental para el descubrimiento en los estadios iniciales, cuando las posibilidades de cura llegan al 90 por ciento.
También hay que considerar que después de la menopausia, "el uso prolongado de terapia hormonal de reemplazo aumenta la densidad mamaria, así como el riesgo de desarrollar cáncer. Por eso, actualmente se indica en períodos cortos, cuando los síntomas del climaterio afectan la calidad de vida”, dice Hauszpigiel.
En cuanto a los anticonceptivos orales, “la mama densa no es una contraindicación. Si la mujer realiza en forma estricta los exámenes recomendados, podrá tomarlos”, sugiere Hauszpigiel.