¿Deben ir acompañantes a la primera consulta?

 Es común que, en la búsqueda de seguridad, las pacientes vayan a la primera consulta acompañadas.

La primera entrevista con el profesional mastólogo, especialista en afecciones mamarias, comúnmente despierta ciertos temores o, al menos, un grado de ansiedad que la paciente busca reducir para aprovechar al máximo ese acto de comunicación con el médico tratante.

Suele ocurrir que en la búsqueda de seguridad, acudan a la primera consulta acompañada por alguna amiga o pariente cercano.

Sin embargo, la elección de este acompañante es fundamental y puede ayudar o interferir en el éxito del primer contacto con el médico mastólogo. Los profesionales con experiencia en el consultorio, conocedores de esta realidad, han establecido de manera informal tres tipologías que describen a las personas que acuden a la consulta junto al paciente:

  • Acompañante cooperador, es el que aporta espontáneamente y con respeto información de interés acerca del paciente, se muestra receptivo a los pasos a seguir y sirve de apoyo para la retención de los datos iniciales aportados por el especialista.
  • Acompañante inactivo o pasivo, es frecuente en hombres; no interviene o lo hace escasamente en el desarrollo de la entrevista.
  • Acompañante invasivo y el patológico. El primero suele interrumpir y contestar por el paciente, incluso, pretendiendo dar instrucciones al propio médico. El segundo, es el que proyecta sus síntomas sobre el enfermo, tratando de resolver sus propios temores, dudas o demandas.

Más allá de estas tipologías orientativas, es necesario alertar sobre el papel de aquellas “amigas” o personajes del entorno que, de manera inconsciente, y bajo el aparente interés –aunque sin maldad- evacúan sus propias dudas en la experiencia del enfermo, pudiendo generar temores que complican el estado de ánimo del paciente. Aunque parezca una actitud poco frecuente, esto suele ocurrir y ha merecido la calificación en la jerga de consultorio como “síndrome del celular apagado”. Es la defensa de la paciente ante el cansancio psicológico que implica dar respuestas de todo tipo ante consultas inoportunas. Esto lleva a “desenchufarse” de manera precautoria para alcanzar el nivel adecuado de bienestar y tranquilidad.

Es necesario tener presente que la primera entrevista con el mastólogo es, ante todo, un acto de conocimiento mutuo. Ante esta situación la paciente y su círculo cercano -especialmente la familia - deberán compartir con el médico la toma de decisiones de corto y largo plazo.   

Respecto al paciente y su acompañante, está comprobado clínicamente que luego de los primeros 20 minutos de consulta el shock producido por una noticia inesperada, induce al paciente a poner su mente en “blanco” bloqueando el contacto pormenorizado con el tema que le produce la angustia, sin poder asimilar todo lo que le dice el especialista. Es ahí donde el rol del acompañante cobra importancia (siempre que se trate de un acompañante cooperador) no sólo para contener afectivamente, sino para prestar atención y, eventualmente, tomar nota de las indicaciones del profesional. La experiencia nos ha demostrado que en un número no menor de casos el acompañante colaborador y activo ha de ser alguien que en algún momento de su vida transitó la enfermedad.

Por todo esto, la presencia del acompañante cooperador, así como la del entorno familiar, afectos o amistades, es de gran importancia para elevar la moral y ayudar a superar el miedo y la inseguridad que comporta esta enfermedad como tantas otras.


Asesoramiento: Dr. Roberto Eduardo Castaño – MN: 52558

Argentina, enero de 2014

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